EUROPA
PRESS
25 febrero
2019
Principales
interacciones entre alimentos y fármacos, te contamos qué no debes comer
Cuidado con el café, el té, los
cítricos, lácteos, el aguacate, el ajo o la soja si vas a tomar un medicamento
A menudo preguntamos a nuestro farmacéutico por el mejor
momento en el que tomar un determinado medicamento, si hacerlo o no en ayunas,
con agua, con qué periodicidad, por ejemplo, pero no caemos en la cuenta de que
hay determinados alimentos que pueden interferir a la hora de que el fármaco
haga efecto.
Así, en una entrevista con Infosalus,
la farmacéutica especialista en Farmacia hospitalaria, Marta Valera Rubio,
explica que el estado nutricional, la dieta o un alimento determinado puede interferir en la respuesta de un medicamento,
potenciándola o bien reduciéndola, a la vez que advierte de que incluso podrían
producirse efectos secundarios no deseados.
"A pesar de que se trata de un problema conocido desde
hace décadas, todavía en la actualidad no se le otorga la importancia que se
merecen las interacciones entre medicamentos y alimentos", lamenta la
también coordinadora del grupo de trabajo Farmacéuticos de Hospital de Medicina
Intensiva y pacientes Críticos (FARMIC) de la Sociedad Española de Farmacia
Hospitalaria (SEFH).
En este punto, la también especialista del Hospital
Universitario Virgen de la Victoria (Málaga) reconoce que es "cierto"
que es "poco frecuente" encontrar alteraciones graves de la salud
debido a esta causa. No obstante, avisa de que a menudo estas interacciones
motivan la aparición de reacciones adversas que pueden manifestarse sutilmente,
lo cual las hace difícil de detectar e identificar.
"Su gravedad dependerá del tipo de medicamento
involucrado. Estas interacciones serán importantes por tanto con aquellos
fármacos que presentan un estrecho margen terapéutico, es decir, en los que su
concentración en sangre debe ser especialmente controlada ya que es fácil pasar
de un nivel infraterapéutico (no eficaz) a un nivel
tóxico (similar a sobredosis)", alerta.
Además del tipo de medicamento, otro factor a tener en
cuenta, a su juicio, es la población, siendo los más sensibles a estas
interacciones los ancianos, embarazadas, mujeres en estado de lactancia y
aquellas personas en situación de malnutrición.
Por otro lado, Valera Rubio señala que también se encuentran
alteraciones en el sentido inverso, es decir, alteraciones que son producidas
como resultado de la alteración en la absorción, en el metabolismo, la
eliminación o la utilización de los nutrientes por el efecto de determinados
fármacos administrados de forma conjunta.
"Un ejemplo de ello sería el uso de la 'colestiramina', una resina básica con actividad hipolipemiante que fija las sales biliares e impide la
absorción de múltiples nutrientes como caroteno, vitaminas A, B12, D, E, K y
ácido fólico, y calcio, hierro y zinc", indica.
Principales
interacciones
Con todo ello, la miembro de la SEFH enumera los principales
alimentos que, de alguna manera, suelen producir alguna interacción, y con
según qué fármacos:
1. Cítricos y zumos
de frutas (alimentos y bebidas ricos en ácido cítrico y vitamina C), con los
hidróxidos de aluminio o antiácidos, aumentando la absorción intestinal de
aluminio.
2. Vitamina C con la warfarina (anticoagulante), ya que se han descrito casos de
reducción del efecto del fármaco tras una excesiva ingesta de vitamina C.
3. Café o té con
sales de hierro, reduciendo la absorción del hierro al formar complejos
insolubles y poco absorbibles a nivel intestinal.
4. Cafeína, con el
ácido acetilsalicílico (aspirina, analgésicos) ya que aumenta la velocidad de
absorción y los niveles en sangre de la aspirina.
5. Cafeína con la
teofilina (antiasmático), aumenta el efecto de la teofilina, pudiendo provocar
intoxicación. Los efectos sobre la teofilina son diferentes según los alimentos
(por ejemplo los alimentos a la brasa reducen el efecto)
6. Cafeína con
psicofármacos como benzodiacepinas y litio, ya que
puede antagonizar el efecto hipnótico y ansiolítico de estos fármacos, y
reducir los niveles de litio, pudiendo en este caso producir efecto rebote en
caso de cesar el consumo de cafeína.
7. Cafeína con el
fenilpropanolamina (descongestionante), ya que el efecto hipertensor
de la fenilpropanolamina puede verse potenciado por la cafeína, además de
incrementarse las concentraciones plasmáticas de cafeína.
8. Soja y aguacate
con warfarina (anticoagulante) ya que puede reducir
el efecto anticoagulante de la warfarina.
9. Soja con Tamoxifeno (antiestrógeno), ya que los fitoestrógenos
de la soja antagonizan el efecto antiestrogénico del tamoxifeno.
10. Vitamina E y Warfarina, Dicumarol
(anticoagulantes), ya que se puede potenciar el efecto anticoagulante de estos
fármacos.
11. Vitamina K
(vegetales hoja verde como espinacas, coles de Bruselas o brócoli) ante
anticoagulantes como la Warfarina, acenocumarol o dicumarol, porque
se puede reducir o incluso abolir el efecto anticoagulante de los mismos.
12. Leche y derivados
lácteos, ante la toma de Flecainida (antiarrítmico), quinolonas (antibióticos), tetraciclinas (antibióticos). Se
podría reducir la absorción y efecto de flecainida.
Por acción del calcio interfiere también la absorción de ciprofloxacino y norfloxacino (no de ofloxacino),
y teraciclinas.
13. Salsa o compota de
manzana con Fenitoína (antipeiléptico) ya que
incrementa la concentración de fenitoína en sangre, con lo que puede provocar
su toxicidad. Los efectos sobre la fenitoína son diferentes según los
alimentos.
14. Alimentos ricos en
tiramina (patés, arenques, salami, queso curado), con
Isoniazida (antituberculoso), antidepresivos tipo IMAO tradicionales. Pueden
generar crisis hipertensivas.
15. Fibra alimentaria.
Glibenclamida (antidiabético), doxepina
y desimipramina (antidepresivos tricíclicos).
El glucomanano disminuye la biodisponibilidad y
efecto de la glibenclamida. Las dietas ricas en fibra
pueden comprometer la eficacia de algunos antidepresivos tricíclicos.
16. Ajo en cantidades
elevadas y Warfarina y acenocumarol
(anticoagulantes orales), así como con saquinavir
(antirretroviral) por potenciar el efecto anticoagulante en el primer caso y
por reducir la absorción del medicamento en el segundo.
"Por todo esto, conocer las posibles interacciones de
los fármacos con los alimentos nos permitirá optimizar su utilización en cuanto
a efectividad y seguridad, facilitando también el cumplimiento del tratamiento
por parte de los pacientes", señala la especialista de la SEFH.